Se me ocurre consolarte. Decirte que no sos el único culpable. En realidad, no hay culpables, no se puede culpar a alguien por algo así, entonces no es culpable la palabra, es responsable "no sos el único responsable, también tengo que ver con lo que (no) pasó, quiero decirte eso". No sé. Se me hace que es más liviana la culpa (o la responsabilidad, da lo mismo) si se carga de a dos. Escribo esto y pienso que es extraño: uno nunca hace esa cuenta con los éxitos ¿o si? Nunca dividí el éxito por dos. Oíme. Tengo razón. Culparnos no tiene ningún sentido. Al fin y al cabo los dos estamos sufriendo. Aunque vos debes estar sufriendo más por no saber sufrir. Porque, vamos, yo sé que tampoco sabés cómo hacerlo. Y eso sí que debe doler. No saber sufrir. La verdad es que no te merecés ningún consuelo: vos, vos tenes la culpa de todo.
2 comentarios:
Típico monologo al que yo llamo dime-direte-dime otra vez. No saber sufrir, eso sí que debe ser el estancamiento abolusto, la imposibilidad de ser feliz, luego. Quien no sabe amar, no sabe olvidar, no sabe intentar, no sabe sufrir, no sabe ser feliz. He dicho.
Que lindo! Me gusto! Sobretodo porq tengo a quien decirle exactamente todo eso... ja
Besote, Marina
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