miércoles, 30 de diciembre de 2009
Salpicame que me gusta
martes, 29 de diciembre de 2009
viernes, 25 de diciembre de 2009
Navidad en Congreso
jueves, 24 de diciembre de 2009
Detenerse a mitad de camino trae ventura
martes, 22 de diciembre de 2009
el 2009 termina hoy, acá y así
Me despido con los mismos deseos que pedí en el 2009 y los hago extensivos a cada peregrino. Es que mis deseos, más que perseverantes, son tercos, vergonzosos y utópicos, pero genuinos.
-paciencia para no desesperar
-Humildad pra perdonar cuando nos desilusionen
-alegría para contagiar
-sensibilidad
-coraje para decir siempre la verdad
-fuerza para sostener a los que queremos
-imaginación para no dejar de sorprender
-amor deconstruido en tostadas, compañía, regalos, besos y abrazos
-Música para no perder el ritmo
-Humor para seguir riéndonos de nuestros chistes
-lágrimas para emocionarnos
-Apetito.
será hasta el 2010.
salud!
P.
Señor papá noel
Hace años que no toco su barba. Lo extraño.
Quiero que me haga upa y me abrace.
quiero escuchar su risa, su ho ho ho
Yo creo en usted, usted cree en mí?
si la respuesta es sí, para demostrarlo, podría coparse y traerme algunos regalitos:
-bombachitas de verano
-un cuadro de Degas con bailarinas
-un consolador
-el libro gordo de petete
-una cava
-una máquina de cafe express
-un pasaje a la luna, ida.
-esperando la carroza y the big fish
-bengalitas
-un novio o una novia.
lunes, 21 de diciembre de 2009
Estelar
sábado, 19 de diciembre de 2009
viernes, 18 de diciembre de 2009
una navidad democrática
Deje su mensaje después de la señal
jueves, 17 de diciembre de 2009
Onanismo virtual
miércoles, 16 de diciembre de 2009
No se puede vivir del cacao
martes, 15 de diciembre de 2009
Esto ES el paraíso
Para ser feliz quiero un camión
lunes, 14 de diciembre de 2009
ortopedias bonitas
sábado, 12 de diciembre de 2009
Esto parece el paraíso
11 AM
-Sí, quién habla?
-Le hablamos del banco Itaú para ofrecerle un beneficio
-No aceptaría ningún beneficio de ninguna persona que me llame un sábado a la mañana.
jueves, 10 de diciembre de 2009
Freedom
Julio
Estabámos acostados, mirando televisión. Ibamos por la hora 3 (o a mí me pareció eso) de una película que habíamos alquilado. Aburridísima. Una guerra entre narcos y la policía, un puñado de venganzas entre pandillas de latinos, riñas en la cárcel por pertenecer al grupo de los líderes; nada por lo que valiese la pena quedarse despierto. Igual que al gato, se me empezaron a cerrar los ojos (los míos no son azules pero sí tan redondos), me tumbé hacia un costado y dije, como quien renuncia: me voy a dormir. Él no respondió nada y empezó a acariciarme la cabeza. Yo tenía los ojos cerrados pero sabía que, además de acariciarme, me estaba mirando por última vez. Me estaba diciendo adiós. Memorizando, tal vez, la parte de mi cara que más le gustaría recordar. Porque: ¿qué otra cosa puede estar haciendo un hombre, mientras mira a su mujer dormir y le acaricia la cabeza, que no sea despedirse? Esa noche, con ese gesto, supe que era el segundo final. Esa noche lloré dormida.
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Hacía menos de una semana que me habían dado de alta, y faltaban dos o tres para que sucediera lo que conté en el párrafo anterior. Me costaba llegar al primer piso por escalera pero más difícil me hubiese resultado aguantarme la risa para no descoserme. Digo "hubiese" porque durante esos días no tuve ganas de reírme ni una sola vez. Mientras lo escuchaba hablar descubrí que existía una mirada azul triste, mezcla de color y adjetivo, que sólo él puede tener.
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Cuando me preguntó si podía limpiarme la herida: ése fue el momento en el que sentí que, a su manera, me quería y que no tenía intenciones de lastimarme. Todo lo contrario: limpiarme la herida, desinfectarla, ponerme crema, sanarme, aunque sea por un rato, por el tiempo que durara limpia la gasa. Pedirme perdón, sin pedírmelo, por la distancia que iba a venir. Por el abismo. Acariciar la cicatriz para borrar las huellas. Borrar las huellas para no saber regresar.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Duérmete niño en el siamés
-...
-un siamés?
-Un moisés, melón. Un moisés.
lunes, 7 de diciembre de 2009
domingo, 6 de diciembre de 2009
sábado, 5 de diciembre de 2009
viernes, 4 de diciembre de 2009
jueves, 3 de diciembre de 2009
Desde afuera
confesiones a perlabartolomeo@gmail.com
Porque un amigo es una luz y a vos se te quemó la bombita
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Botinera
martes, 1 de diciembre de 2009
Fundamentalismo del desamor
Dejo de querer cuando hace cinco meses (por no decir cinco años) que estoy bajando. Cuando no me queda nada con qué tropezarme. Cuando llego al piso. Cuando se apagan las luces y hay silencio. Cuando no pienso. Cuando ya no espío. No conjeturo. No perdono. No espero.
Dejo de querer cuando dejo de escribir: cuando esa persona no se reconoce entre mis líneas.