No me queda nada para contar. Ergo:
Antes de salir:
-llamado de emergencia a vecino-amigo para que amablemente me subiera el cierre y me ponga el ganchito.
-estado de casa: Kosovo. Pensar: vale la pena ordenarla? de qué depende que valga la pena ordenarla? volver con alguien, claro. Random de probabilidades (quienes van, quienes no van con mujeres, quienes me gustan) resultado: anti spam activado. Dejar la casa desordenada.
Durante la ceremonia:
-Llorar durante toda la ceremonia y desear estar casándote con el marido de tu amiga.
-Sufrir las ballenas del vestido clavadas en el estómago y seguir llorando, pero por la incomodidad.
Durante la fiesta:
-No comer porque las ballenas me pedían piedad y no pude negarme.
-Retocarme el make up después de sonarme la nariz (acción que se produjo unas doscientas veces)
-Voy al baño: alguien quiere venir? Silencio.
-llega el carnaval carioca. Todos con pelucas a lo maradona en el '86. Las mujeres de color fucsia y los hombres de negro. Hasta ese momento no me había pegado lo que habíamos probado detrás de la palmera (el cuarteto anti casamentero urbanezco siempre encuentra una palmera donde esconderse). Todos bailaban, creo que sonaban los decadentes. Yo estaba muy seria, en la pista pero fuera del epicentro bailantero. En un momento, pasa delante de mí un joven (no debía tener más de 21 años) y yo no tengo mejor idea que hacerme la simpática y acariciarle la peluca. y qué pasó? justo ESE PIBE no tenía peluca, sino que tenía la peluca de Maradona en el 86 pero NATURAL. Es mío, es mío, gritaba el pibe. Yo me quería morir. Pero en lugar de morirme me reí cuarenta minutos sin parar y con el vestido abierto y sin ballenas, sola, en la pista.
2 comentarios:
Ja! Sos tan graciosa. Tu humor es la clave del éxito!
jajaja... me imaginé al pibe con todos los pelos incendiados (no sé por qué razón) y a vos riendote detrás de él... como en un comic, jajaja...
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