La soledad es esto: que por el diluvio de anoche se inunde tu auto en los bosques de Palermo, que tengas decidir sola qué hacer (si dejarlo en una vereda como lo dejaste o quedarte arriba cual Kate Winslet en Titanic y que sea lo que Macri quiera), que tengas que volverte caminando, sola, a tu casa, con el agua hasta las rodillas; llegar y tener que pedir delivery porque la heladera está vacía y vivis sola y en tu casa no hay nadie que pueda ir pidiendo la comida para ganar tiempo. Recordar, en ese instante, que la compra más grande que hiciste en el super fue la semana pasada, para una cena que pocas nueces. Pero sobre todo, la soledad es no tener a quién llamar para contarle semejante estupidez.
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