Diez de la noche. Ya tomé mate con masitas. Ya charlé con Irma. Ya vi un capítulo repetido de Greys Anatomy. Comí capeletinis con aceite de oliva, queso y semillas mixtas. Leí Justine. Me tomé la pastilla, me lavé los dientes, apagué la luz. A dormir. A la media hora, celular. Corto. Diez minutos después, celular. Corto. Once y cuarto, teléfono de casa. Atiendo, digo que estoy durmiendo, corto. Estoy teniendo una pesadilla. Un ex novio (en la pesadilla era novio) está en la casa curtiendo con Aleja, una amiga de una amiga. Cuando lo descubro le pregunto por qué me estaba engañando. Dice: porque lo necesitaba. Tenía cara de libidinoso. Cara de que acababa de curtir. Me siento en la cama y digo en voz alta: es una pesadilla. Trato de tranquilizarme. Pienso en cosas lindas. No pienso en nada, en realidad. A las dos y media de la mañana escucho la televisión de la vieja enferma de la planta baja con Viviana Canosa a diciendo, repitiendo, duro duro duro. Abro la ventana. Grito “bajen el volumen”. Me acuesto. Me levanto. Abro la ventana. Grito más fuerte. Me acuesto. Tengo los ojos abiertos. Miro la ventana mientras pienso qué voy a gritar la próxima vez que me levante y me doy cuenta de que no tengo cortinas. Qué tristes se ven mis ventanas sin cortinas, pienso. Qué fría es mi casa sin hogar. Qué triste soy yo sin mí. Qué hijo de una gran puta es este pibe. Quiero llorar. Dos y cuarenta. Clonazepam 0.25. Gracias, Irma.
Me levanto a las 8.30. Estoy jugada. Lo bueno es que después de la pesadilla soné cómo iba a vestirme hoy. A veces me pasa. Me pregunto si todavía estaré bajo los efectos de. Bata a cuadros y al baño. Jabón por el cuerpo, shampoo y ¿no está un poco fresca el agua?, crema de enjuague. El agua está helada. Se apagó el calefón. Mi amor, ¿me haces el favor de encender el calefón? ¿mi amor? ¿me escuchas? El calefón. Gordooooooo se me apagó el calefooooooonnnnnnn. Cri cri cri.
Cierto. Salgo de la ducha. Me enjuago la cabeza con agua helada en la bacha. Se me cae el bolso de los cosméticos en el inodoro. Llego tarde al laburo. Mi jefa me putea. Pero sonrío, y no es porque esté cultivando el optimismo, sonrío porque nada está bien, porque mi día sería una tragedia si no fuera porque esta tarde voy a reunirme con él, con el todos en uno: Juan Martín Hernandez.
4 comentarios:
¿Con quién te vas a encontrar exactamente? Porque hay que ver si es digno de llevar ese nombre, nombre de rugbyer bien puesto.
Tomate un té de tilo por la noche, al principio el olor da náuseas y después casi te gusta.
Saludos!
me haces reir, perla. soñar con lo que te vas a poner es como tener un sueño pro activo.
'Qué triste soy yo sin mí'. Genial observación, Perla. Pero efímera, pasará prontísimo.
Recién encuentro a la peregrina, no entré más al otro y esperaba ¿señales de humo?
Me gusta que veas la vida en rosa, happy-go-lucky.
Oda al Juani, está mas bueno que comer poio con la mano
Bienvenida Perlonga! me gusta el nuevo rosa chancho flúo
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