Dale. No seas rencoroso. Sé que te molesta cuando voy en short a la oficina porque te gustan mis piernas. Me mirás. Vamos, lo sé. Y cuando estamos en la cocina y coincidimos en el almuerzo y me voy, no lo hago porque no quiero compartir la mesa con vos. Me voy porque me pones nerviosa, haces que me atragante hasta con la bebida y que todo me caiga mal. Que se me caiga el salero sobre la comida. Me gustás. Siempre me gustaste. Desde el día en que me mandaste a la manicura. ¿Te acordas? Sos irreverente, creído, un pendejo inexperto estómago resfriado, pero igual me gustás. Tu mal humor me gusta. Tu cara de lunes. De martes, miércoles, jueves y de viernes. Escuchame, dale. No seas rencoroso. Es mentira lo que te dije aquella vez. Lo hice para desalentarte. Para matar tu entusiasmo. Me gusta que seas así, tan rubio, tan chinchudo, tan inaccesible. Y a vos te gusta mi short, vamos.
6 comentarios:
así nooooo...
mirá que dsps hay que hacerse cargo Perla, eh!!!!
MJ
coincido con el anónimo. pero bien, me gusta el cambio de foco, por ahí se va bien! besos, nena!
es ficción, che. pero agradezco el envión.
es ficcion? o hay un poco de venganza?
Venganza? contra quién?
Me extraña...soy una lady.
Contra el rubio desalentado que se vuelve a alentar...contra quien sino?
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