Practicuna celeste
Sillita para la mesa y el auto
Juegos didácticos
Canciones para dormir (Baby Ramones y esas cosas)
Todo para bebés de 0 a 20 años
jueves, 30 de julio de 2009
Una foto en la vida de nadie
Los álbumes de fotos de casamientos, bautismos y celebraciones similares deberían venir con páginas troqueladas. Porque esto de aparecer en la mesa principal de los novios, bailando en la pista con una suegra que ya no tenés, haciendo trencito con tu ex en el carnaval caridiota, no da. Una imagen tan anacrónica. Me imagino a todos sentaditos en el living viendo el video, viéndome a mí como se mira a alguien que ya no está, como a un muerto. Recuerdo un casamiento con Santi en Concordia. Habíamos discutido todo el día y toda la noche pero en las fotos salimos espléndidos. El flamante matrimonio, al ver esas fotos, hoy diría: qué lastima que se hayan separado. Se los veía tan bien. También debo aparecer con pelo largo y acné en la frente, en algún que otro bautismo y en un cumpleaños de 70 de los abuelos de otro ex, en el que bailé para ellos. A veces fui mejor nuera y cuñada que novia. Este no es el caso, claro. Se me ocurre ceder mis derechos de imagen para que el que esté editando este video se sienta libre de eliminarme. No quiero ser un fantasma. El civil, la iglesia, la recepción. Todo eso va a pasar. Pero cuando llegue la parte en que cantamos sé que van a hacer silencio. Después se van a reír.
miércoles, 29 de julio de 2009
Si lo sabe cante XXX
Aviso: este es un sitio con contenidos aptos para adultos. Si se reconoce como una persona sensible y con tendencia a ruborizarse, recomiendo que no lea el presente post. Yo avisé.
Me gustan las canciones locas. Pero llamen a Moe ya fue. A mí se me da por lo XXX. Tengo algunos hits en mi haber. Comparto el de hoy a la mañana.
Tengo tanta sed de ti
Que me cuesta respirar
O será que en mi delirio
trago más y más.
Están lloviendo espermas
En nuestra habitación
Mojan de wasca
Mi almohadón
Están lloviendo espermas
Alrededor de mí
Y me preguntan
Tu DNI
martes, 28 de julio de 2009
Cruz Diablo!
Demasiados los moretones, muy pocos encantamientos.
Son tantos los cocineros que joden la sopa.
lunes, 27 de julio de 2009
Así
Dale. No seas rencoroso. Sé que te molesta cuando voy en short a la oficina porque te gustan mis piernas. Me mirás. Vamos, lo sé. Y cuando estamos en la cocina y coincidimos en el almuerzo y me voy, no lo hago porque no quiero compartir la mesa con vos. Me voy porque me pones nerviosa, haces que me atragante hasta con la bebida y que todo me caiga mal. Que se me caiga el salero sobre la comida. Me gustás. Siempre me gustaste. Desde el día en que me mandaste a la manicura. ¿Te acordas? Sos irreverente, creído, un pendejo inexperto estómago resfriado, pero igual me gustás. Tu mal humor me gusta. Tu cara de lunes. De martes, miércoles, jueves y de viernes. Escuchame, dale. No seas rencoroso. Es mentira lo que te dije aquella vez. Lo hice para desalentarte. Para matar tu entusiasmo. Me gusta que seas así, tan rubio, tan chinchudo, tan inaccesible. Y a vos te gusta mi short, vamos.
domingo, 26 de julio de 2009
Domingo. 22 hs.
-Hola, nena (mamá me dice nena a pesar de los casi 30)
-Hola, Grace (yo le digo así, nada de mamá: Grace)
-Cómo estás? qué hiciste hoy?
-Salí con una amiga y el marido. La familia Bonatti, bah. El rescate emotivo del día.
-Y adónde fueron?
-A la Boutique del libro.
-Y qué hicieron?
-Bueno: merendamos, compramos libros y yo atendí el local por unos minutos.
-Atendiste el local?
-Sí. Y uno de los vendedores, el de peluca y ojos claros, se quemó la lengua con el mate mientras yo le preguntaba a la gente qué libro quería llevar. Ah: y en la mesa detrás de nosotros estaba Rafael Bielsa. Qué tul?
-Hola, Grace (yo le digo así, nada de mamá: Grace)
-Cómo estás? qué hiciste hoy?
-Salí con una amiga y el marido. La familia Bonatti, bah. El rescate emotivo del día.
-Y adónde fueron?
-A la Boutique del libro.
-Y qué hicieron?
-Bueno: merendamos, compramos libros y yo atendí el local por unos minutos.
-Atendiste el local?
-Sí. Y uno de los vendedores, el de peluca y ojos claros, se quemó la lengua con el mate mientras yo le preguntaba a la gente qué libro quería llevar. Ah: y en la mesa detrás de nosotros estaba Rafael Bielsa. Qué tul?
Dícese de un texto subido a un blog
Nacho (no es Juan Ignacio, es Ignacio Javier) es contador y juega al rugby. Lean bien: no dije "es rugbier", porque antes de ser eso, es muchas otras cosas. Para empezar, es una mezcla de Ashton Kuscher con mi ex ex ex novio, Juan Martín. Sonríe mucho, aunque casi siempre lo hace con timidez. Sábado a la noche. Campera negra, jean, zapas. Maneja el auto de su novia (mi queridísima amiga y hermana Flor). En el asiento de atrás: Vane y yo. Afuera: dos grados. Borcegos, gafas negras, camisa leñadora. Don Julio: Gurruchaga y Malabia. O alguna de esas. Nacho, qué huevos, salir con las amigas de tu novia. Es que a mí me lo dijeron en letra chica, me enteré cuando venía para acá. Y Nacho sonríe (por supuesto) tímidamente. Después viene el mozo, nos saluda a todos con un apretón de manos. Parrilla para todos. La charla es variada y por momentos desopilante: nos preocupan los tiburones que por su sistema respiratorio no descansan nunca (pobres, dice Vane, ¿te imaginás no descansar nunca?), romances de Tinelli, el caso del amigo de un amigo que le pasó la de Mi novia Polly (su novia de fue con el intructor de sky de su luna de miel). Comé, Perla. Te estamos vigilando. Terminá el plato. Me siento una anoréxica en rehab. Y acato. También hablamos de decoración, insisto con el mercado de pulgas y Flor insiste en que es caro. Nacho insiste con el Mc Flury. Alguien me manda un mensaje aceptando mi invitación a andar en bicicleta. Esta vez sonrío yo. El mozo se calza una joggineta (intuyo oficial) de Ferro, todo muy verde, nos saluda y se va. Todavía no pagamos. Es la una. Sé que no voy a ir a ese casamiento. Vane va a llegar a la casa y va a ver un rato Nat Geo. Nacho y Flor se van a ir juntos. Gracias. Por estar aquel día grís y los anteriores, por la sonrisa de mi amiga y por anoche. Ya sabés lo que es un post.
sábado, 25 de julio de 2009
Si supiera...
-Tu auto anda bien, Perla, tiene nafta?
-Sí, le cargué ayer. Aunque no sé si anda muy bien.
-Qué le pasa?
-No sé si el caño de escape está suelto o si no acelera.
-Y qué tiene que ver una cosa con la otra?
-No sé
-Sí, le cargué ayer. Aunque no sé si anda muy bien.
-Qué le pasa?
-No sé si el caño de escape está suelto o si no acelera.
-Y qué tiene que ver una cosa con la otra?
-No sé
Donante de corazón se busca
-Hagamos una cosa: vayamos a la Fundación Favaloro y les pedimos que te transplanten un corazón. ¿No es una gran idea? Hay donantes de espermas, gente que alquila vientres, debe haber donantes de sentimientos, digo.
viernes, 24 de julio de 2009
Y ahora me lo venis a decir?!
Diciembre de 2007. Un libro de los tuyos, en una de las bibliotecas que hasta entonces era de ella. Creo que era el verde. ¿Edición 2006? 2006. ¿cómo no abrirlo? ¿cómo no ver si tiene dedicatoria? Claro que sí: su sobrenombre en diminutivo, dos o tres oraciones y algo así: “en este libro hay mucho de mí y por lo tanto hay mucho de vos también….gracias, este logro también es tuyo”. Y luego firmabas: te ama, y tu nombre. Vos. Tu letra. Tus palabras. Yo. Mi mente traicionándome, photoshopeando la página, reemplazando su (sobre) nombre por el mío. Ella: la última en escucharlo. No digas que no te sorprendí.
Te lo agradezco pero no
Tengo una amiga muy loca pero muy creativa. Que sufrió (y sufre) cabeza a cabeza, corazón a corazón, con quien escribe. También ríe, claro. Compartimos sarcasmos, gustos musicales y literarios, psicoanalista (la tan mencionada Elvira), pero sobre todo, traumas. Propios y ajenos. Coleccionamos traumas de todos los tipos, tamaños y colores. Miedos. Somos alter, ego, y nadie al mismo tiempo. La cuestión es que en un lapso de inspiración se despachó con la lista de los no: motivos por los cuales no habría que reincidir. Este documento le viene de perillas a mi memoria, que siempre es selectiva para bien, con tendencia a sepultar lo negativo, lo turbio, lo imperdonable. Ahora cada vez que llego a la oficina, lo leo. Mejor dicho: lo rezo. Palabra por palabra. Cuenta por cuenta. Cada oración comienza con un "no debo" y termina con un "lo juro". Es una nueva religión, un new age under, la próxima tapa de Noticias. Un engaño más. Quisiera. Pero no debo. Lo juro.
jueves, 23 de julio de 2009
¿Alterada yo?
Diez de la noche. Ya tomé mate con masitas. Ya charlé con Irma. Ya vi un capítulo repetido de Greys Anatomy. Comí capeletinis con aceite de oliva, queso y semillas mixtas. Leí Justine. Me tomé la pastilla, me lavé los dientes, apagué la luz. A dormir. A la media hora, celular. Corto. Diez minutos después, celular. Corto. Once y cuarto, teléfono de casa. Atiendo, digo que estoy durmiendo, corto. Estoy teniendo una pesadilla. Un ex novio (en la pesadilla era novio) está en la casa curtiendo con Aleja, una amiga de una amiga. Cuando lo descubro le pregunto por qué me estaba engañando. Dice: porque lo necesitaba. Tenía cara de libidinoso. Cara de que acababa de curtir. Me siento en la cama y digo en voz alta: es una pesadilla. Trato de tranquilizarme. Pienso en cosas lindas. No pienso en nada, en realidad. A las dos y media de la mañana escucho la televisión de la vieja enferma de la planta baja con Viviana Canosa a diciendo, repitiendo, duro duro duro. Abro la ventana. Grito “bajen el volumen”. Me acuesto. Me levanto. Abro la ventana. Grito más fuerte. Me acuesto. Tengo los ojos abiertos. Miro la ventana mientras pienso qué voy a gritar la próxima vez que me levante y me doy cuenta de que no tengo cortinas. Qué tristes se ven mis ventanas sin cortinas, pienso. Qué fría es mi casa sin hogar. Qué triste soy yo sin mí. Qué hijo de una gran puta es este pibe. Quiero llorar. Dos y cuarenta. Clonazepam 0.25. Gracias, Irma.
Me levanto a las 8.30. Estoy jugada. Lo bueno es que después de la pesadilla soné cómo iba a vestirme hoy. A veces me pasa. Me pregunto si todavía estaré bajo los efectos de. Bata a cuadros y al baño. Jabón por el cuerpo, shampoo y ¿no está un poco fresca el agua?, crema de enjuague. El agua está helada. Se apagó el calefón. Mi amor, ¿me haces el favor de encender el calefón? ¿mi amor? ¿me escuchas? El calefón. Gordooooooo se me apagó el calefooooooonnnnnnn. Cri cri cri.
Cierto. Salgo de la ducha. Me enjuago la cabeza con agua helada en la bacha. Se me cae el bolso de los cosméticos en el inodoro. Llego tarde al laburo. Mi jefa me putea. Pero sonrío, y no es porque esté cultivando el optimismo, sonrío porque nada está bien, porque mi día sería una tragedia si no fuera porque esta tarde voy a reunirme con él, con el todos en uno: Juan Martín Hernandez.
miércoles, 22 de julio de 2009
Robo bajo cero
Pocas cosas me dan más placer que chorearme un radio taxi que no me corresponde:
-Carolina?
-Sí
-Va a miñones?
-No, a Libertador al 4400.
-Allá vamos.
-Carolina?
-Sí
-Va a miñones?
-No, a Libertador al 4400.
-Allá vamos.
martes, 21 de julio de 2009
A mí, sí.
Pido chinito. Al mediodía. Como no tengo apetito (al ser la primera vez que lo digo acá suena como una novedad) aprovecho y me sumo al pedido oficinístico masivo. Chaw mien con carne. Escucho cómo se esfuerza mi amiga por hacer el pedido. Repite tres veces arrolladitos primavera y la dirección. Seguí es la calle, no quería decirle que siguiera anotando. 2426. Cuarto piso, sí. A nombre de Guadalupe. Espero cuarenta y cinco minutos. Llega semi frío y hay cola en el sector microondas. Abro el paquete y hay chaw fan. No tengo ganas de comer aloz, protesto, pero igual me lo sirvo. A esta altura ya está frío del todo. En la mesa hay dos compañeras y un compañero (aunque debería decir simplemente un joven, o un flaco, porque entre él y yo hay de todo menos compañerismo). La charla no fluye. Primera cucharada (sí, como el aloz con cuchara) No tiene gusto. ¿esto tiene vegetales? ¿y carne? Pruebo con la sal: la agarro, la golpeo un poco contra la mesa para que se despabile y me dispongo a echarla en forma de lluvia sobre mi plato. No hay nada demasiado poético en este gesto. Lo sé. Pero escuchen. En ese mismísimo momento sucede algo que confirma que (como sospechaba) no estamos debajo de un chaparrón sino de un diluvio: la tapa toma coraje y decide divorciarse del resto del envase, dejando caer todo (pero todo) el contenido sobre mi no querido Chaw Fan. Y después quieren que me convenza de que soy afortunada.
Malos días
Yo sé que no es un buen comienzo pero quizá funcione comenzar mal para terminar bien. ¿No?
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