martes, 19 de octubre de 2010

Maridaje

y resulta que ahora tu prosa es dedicada, que ahora decís (ni siquiera decís, insinuas, típico de vos) que dejamos de ser fuente de inspiración. Nosotras, que fuimos el mejor maridaje de tus palabras en rima, que hicimos de cada párrafo un enchastre divino, que te hicimos enojar y sacamos lo peor de vos, que es lo mejor, que creamos frases de colores, de caramelo, de alcohol, nosotras que te hicimos confesar para después retractarte, que escribimos sobre vos para que vos escribas sobre nosotras, que te sumergimos en la oscuridad que te hizo falta para escribir muchas de las páginas del libro de tu vida. Te gusta titular, vas a decir que estamos celosas. Una lástima que lo veas así. Lo que vos nunca entendiste es que la inspiración, tu inspiración fue, y va a ser siempre, la amante de tu prosa. Nosotras somos eso porque para eso nos creaste. Para ser lo sucio, lo prohibido, el suero de lo perverso. Para no ser destinatarias de tu prosa porque en el fondo sabías que jamás hubiésemos querido serlo.

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