Vivir en el presente, pensar en el futuro, recordar el pasado.

De a poco me voy convenciendo de que hay que mirar hacia adelante. Pero al mismo tiempo no dejo de pensar que mirar hacia adelante no implica dejar de mirar hacia atrás. Somos lo que somos hoy pero también somos lo que fuimos. Antes de querernos, no nos quisimos. Antes de estar juntos, estuvimos separados. Es un error creer que la realidad es lo que sucede en este presente y nada más. La realidad es todo. Las palabras de hoy y los silencios de ayer. Los miedos de ayer y los de hoy. Las despedidas. Los reencuentros. Las mentiras y las verdades. Las soledades. Antes de nosotros, después de nosotros. Así. No quiero perder ese registro. Quiero ver el sol, sí, de frente pero no quiero olvidarme de los días nublados. Deberíamos tener fotos discutiendo, de entrecasa, llorando y no sólo disfrutando en las islas caimán. Básicamente lo que quiero decir en este mediodía de viernes con alto grado de agotamiento mental y el estómago vacío es que no es lo mismo ser optimista que tener mala memoria.