Ser feliz es comprarte un jean en Paula de $400, ponértelo, que se te descosa a la media hora y en lugar de ir al local, dispuesta a dinamitarlo o a exigir no únicamente un nuevo jean sino algo más de yapa o, por lo menos, la inclusión en el mailing vip para que te inviten a cada puto cocktail que organicen, pensas que Paula es un ser humano y puede cometer errores, que las modistas de Paula también son seres humanos y pueden cometer errores, y terminas llevando el jean a la modista humana de la esquina que por ocho pé te soluciona el problema con simpatía y sin gritos y ya.
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