Me pregunta cómo hice. Cómo hizo él. Cómo hicimos. A mí me pregunta, que durante tres años fui un fracaso con ambiciones de susanita. Que hice cosas inverosímiles y demasiado vergonzosas para que se enamorara de mí. Que me fui y volví varias veces. Que sufrí el rechazo y seguí participando. Justo a mí, que llegué a enfermarme una vez por semana, que devoví todo lo que no pude tragar (que fue casi todo), que en muchos momentos no supe cómo cuidarme, cómo salir de mi propia trampa. Yo no soy ejemplo de nada. O tal vez lo sea en algún sentido: un ejemplo a no seguir. No lo sé. A juzgar por los resultados podría parecer que triunfé. Que algo hice en el medio que me salió bien e hizo que las cosas se encauzaran. Pero para desilusión de los desesperados no fue así. Aprendí que el amor no depende de nuestra voluntad. No se hace de a uno. No alcanza la incondicionalidad de uno cuando el de enfrente tiene dudas. No puede imponerse. Yo no hice nada más que querer. Tener fe. Dar. Creer. Avanzar con los recaudos necesarios pero avanzar. Combatir los miedos de a dos. Creer que cada pareja puede construir su propio idioma y configurar su propio marco de referencia. Que puede reinventarse tantas veces como lo necesite. Asumir errores y compromisos. Un compromiso que puede (o no) implicar eternidad. El compromiso es el compromiso y la eternidad es otra cosa. El compromiso puede ser hoy, con nosotros, con lo que somos. No sirve de nada perpetuar artificialmente algo que está fuera de nuestro control. Yo no sé a quién voy a querer dentro de treinta años. Sé a quién quiero hoy. Y si quiero mañana, y pasado, y la semana, y el mes, y el año que viene, entonces llegará la eternidad construida de días compartidos y será un logro en lugar de una añoranza.
4 comentarios:
qué bucay ni bucay... hermoso, perlus! y esperanzador!
Cuánta terapia a cuestas!
Te mando un beso.
hola, temandounbeso
me gustan tus saludos.
y sí.
es cuestión de fé.
lo demás son formas que le damos en nuestra mente poblada de miedos y fantasmas.
a partir de hoy: FÉ,
OREMOS SEÑOR.
tor
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