Según mi maestro, las mujeres, cuando se separan, además de cortarse el pelo, se inscriben en cursos ridículos: ikebana, origami, chino mandarín, arte en durlock. Los talleres de narrativa también entran dentro de esta categoría (esto es una opinión propia) aunque de ridículos no tengan nada. Bueno, hay excepciones, claro. Y ellas se separan y se cortan el pelo corto, cortísimo, aunque no les de la cara (no es mi caso) y se inscriben en cualquier taller (debería decir nos inscribimos, alguna vez lo hice, a pocos días de haber recuperado la soltería) y descubren a Carson McCullers (de esto hace ya 4 años) y se creen vanguardistas (eso, yo, nunca), y flirtean con el profesor (bueno: flirteamos) y después (ya pasamos al plural) nos da pudor leer enfrente de él y nos enojamos cuando nos corrigen mucho y también cuando no nos corrigen nada, y nos creemos con derecho a mandar textos por mail para que nos hagan devoluciones por esa misma vía cuando SABEMOS que NO lo hacen. Igual hacemos el intento. Y lo mandamos. Y esperamos. Y también sabemos que ningún profesor (salvo el citado más arriba) se pone de novio con la alumna y se casa. En el mejor de los casos (¿el mío?) se ponen de novios o algo así con esa alumna, por unos años, y después vienen con eso de que los grandes escritores son solitarios y solteros y que por eso no quieren formalizar (tampoco TAN así pero ponele). En el peor de los casos (y acá cabe la mayoría) curten con vos algunas veces y:
A) te piden elegantemente -o ni siquiera- que dejes el taller
B) por amor propio decidis no ir más
C) seguís yendo y:
C.1: te haces la boluda para quedarte corrigiendo después de hora y lo conseguís.
C.2: no lo conseguís. Te corta el rostro.
Pero no mucho más.
Y comienza un nuevo ciclo lectivo y hay nuevas alumnas (o no) pero el mismo profesor y las viejas mañas y no es recomendable escupir para arriba (y esto lo digo con conocimiento de causa) porque siempre, de alguna manera u otra, terminas mojada.
3 comentarios:
che, pero este don ya está por su octava decada... si por esas casualidades se dio el lujo de tenerte aunque sea 10 minutos pensando en él... estoy en este momento, haciendole un monumento, jajaja...
lo de los grandes escritores solteros, no estoy para nada de acuerdo. se me ocurren 80 contraejemplos.
salvo que seas un ermitaño (¿qué escritor lo es hoy en día?) me parece que el estado más beneficioso para un escritor y su obra es el de casado/en pareja. básicamente por una cuestión de tiempos. estar en estado de conquista permanente implica mucho laburo y dedicación.
me gustó el post
jajaj, octava década, tal cual. Igual es un dandy.
Jade: no está bueno generalizar, en eso tenes razon. Pero, you know...besitos
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