viernes, 8 de abril de 2011

Una casa en blanco

No le quedan muchas noches de soledad a mi living. A mi living no le quedan muchas soledades compartidas conmigo. Tenía que ser así: este espacio, que a veces te recuerda y le parece verte sentado en el sillón, va a ser de otro que ni siquiera sabe tu nombre, que nunca te vio por acá ni sabe que cuando te reís se te achinan los ojos. No quedarán indicios de tu paso por aquí. Se volverá invisible lo que todavía, a veces, se hace visible. A mi baño sólo le quedará el recuerdo de la sorpresa por aquella tapa levantada. Pero nada más. Esta casa será, dentro de unos pocos días, una casa en blanco. Es mentira que quedará algo tuyo en ella. Tampoco queda algo tuyo en mí. Así tenía que ser, no?