miércoles, 23 de mayo de 2018

Carmela


Carmela, mi carmela como me empeño en llamarla, es la niña de su padre.
Yo digo Carmela y ella dice papá.
Hola Carme, hola papá.
Cuando llego a la puerta de casa
puedo escuchar su voz del otro lado gritando, celebrando ¡papá!;
cuando finalmente abro, la fiesta se acaba en la primera canción porque no es, no soy, papá.
Carmela se formó dentro de mi, célula a célula, segundo a segundo, mes a mes pero es, no solo en apariencia, más parecida al padre. A veces pienso que salió de el:
Repite, calca, gestos, ceños fruncidos, risas y hasta berrinches.
Carmela es la niña seria del niño serio que, dicen, fue su papá.
Tiene 2 años, dentro de poco me hablarán del edipo.
Mientras tanto mi madre, que suele decretar en lugar de hablar, lanza: las nenas son siempre del padre.
Y Yo me resisto a esa idea.
Es paradójico: una niña adulta de su padre resistiéndose a una idea que practicó toda su vida.
El llanto de Carmela, la risa de Carmela; su torpeza, su exagerado gusto por lo dulce, su obsesión por las cosas simétricas, prolijas, almidonadas.
la versión bonsai del hombre que elegí.
Voy probando maneras de seducirla. Traigo regalos, la fastidio de besos. Le presto mi ropa, mis zapatos, mi corazón. Por momentos funciona. Si a la noche se despierta llorando quiere mamá.
Hoy me tocó acostarla sola. Cuando el padre no está disfruto de la "noche de chicas". Sería muy desvergonzado negar cierto placer en la revancha que ofrece ser la única opción, ser el plan A, el B y el Z. O dormis de la mano de mamá o de la mano de mamá.
Carmela no se conforma fácil, no se deja amedrentar. Lejos de enojarme, me enorgullece.
Hoy para dormirla se me ocurrió acariciarla y cantarle una canción que le cantaba cuando estaba en mi panza y más tarde en la incubadora.
Ay carmela, me duelen tus ojos, sembrando rastrojos
canela en la nieve.
Como dos carabelas,
tan pintas, tan niñas, tan leves.
Le canté y la acaricié y lo repetí algunas veces. Carmela me miró muy fijo, con los ojos de su padre, celestes muy juntos, como nunca antes lo había hecho.
el encuentro fue primitivo y muy hermoso.
se durmió sosteniéndome fuerte la mano.
En paz.
Mi carmela.


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