jueves, 28 de junio de 2012

Para qué?


Cuando dije que quería saberlo todo quería saberlo todo. Estaba pidiendo que me contaras todo, las verdades y las mentiras, sin ningún matiz, con todos los detalles que tienen que tener  las mentiras que más duelen.
Quería, necesitaba, conocer qué tan miserable habías llegado a ser. 
Que me ayudes a terminar con la agonía de no saber del todo quién eras, quién habías sido mientras estuvimos juntos. Estaba pidiendo que mates aquel que fuiste para poder verte, resucitado, en ese que prometías convertirte.  
Quería dejar de jugar al detective. Escuchar de tu boca las palabras que siempre temí escuchar.
Confirmar o rectificar mis sospechas, sorprenderme ante tantas otras que no advertí.
Aprender a creer en vos porque ya lo sabía todo. 
Pero no pudiste.
Fuiste piadoso, selecto, quirúrgico, cobarde.
Dijiste que no estabas enamorado de mí.
Pero no fuiste capaz de admitir tus bajezas.
No te dio el estómago para decirme lo que de verdad había pasado.
Nunca hablaste de ella.
Nunca te desenmascaraste del todo.
Y así, semi cubierto semi desnudo, como siempre, creí en vos.
Y ahora que ya no sos el que fuiste, ahora que -decís- sos nuevo, es tarde para hacer duelos y sacar conclusiones.

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